Ramón Mateo: “Me incorporé a beBartlet convencido de participar en un proyecto diferente y ambicioso”

Ramón Mateo es director de Análisis e Impacto Regulatorio de beBartlet. Mateo es economista y acumula una dilatada trayectoria en instituciones del ámbito local, autonómico y estatal. Ha sido coordinador de los asesores de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados y el Senado, así como en la Oficina Económica y el Área de Programas del partido liberal. Es colaborador de El EspañolAgenda Pública y Politikon, además de senior fellow de ESADE EcPol. En beBartlet lidera el asesoramiento a nuestros clientes en proyectos que requieren de un elevado conocimiento de la situación política y normativa en España. 

¿Qué aprendiste de tu paso por las instituciones?

Formar parte de un órgano que representa la soberanía popular y decide las normas por las que todos nos regimos te otorga una sensibilidad y una visión muy profundas de la realidad que te rodea. También te aporta un conocimiento directo de la pluralidad existente y de los argumentos que sustentan opiniones contrapuestas. Ahí ves que, en muchas ocasiones, las diferencias son de perspectiva, más que de fondo. Comprender esto es básico para llegar a acuerdos. 

¿Qué diferencias hay entre el ámbito local, autonómico o estatal?

He tenido la suerte de trabajar a nivel autonómico, local y estatal en las Cortes Generales. Un parlamento autonómico trata asuntos que afectan al día a día de las personas: la docencia en los colegios, la atención sanitaria, el mantenimiento de las carreteras o las condiciones de producción de los alimentos. Sin embargo, el Congreso o el Senado abordan temáticas más amplias: los derechos fundamentales, el sistema financiero o las relaciones laborales. Son realidades muy distintas, pero totalmente complementarias porque para comprender las materias a nivel global es necesario entender cómo afectan en el territorio. Esta es una de las premisas que aplico a los proyectos de beBartlet.

Has vivido el surgimiento y la caída de nuevos partidos y liderazgos…

Desde luego. La política española ha dado un vuelco desde que empecé a trabajar en asesoría política en 2012. Entonces, UPyD era un proyecto que empezaba a adquirir relevancia, Ciudadanos todavía estaba atravesando su particular éxodo por el desierto, tras fuertes conflictos internos, y Podemos todavía no era aún un plan político. Vivir en primera persona el auge y la caída de la llamada “nueva política” ha sido una experiencia apasionante. Sin embargo,  a medida que pasa el tiempo, me pregunto si se ha aprovechado la oportunidad histórica del 15M. La ciudadanía se pregunta si la promesa de mejora del sistema que traían los nuevos partidos se ha cumplido y si todas las transformaciones, junto a la inestabilidad política que ello ha implicado, se han traducido en un mayor bienestar. Todos los que participamos en aquel proceso se lo debemos a la sociedad y, desde luego, también a nosotros mismos. 

¿Cómo fue tu paso al sector privado?

Cuando te dedicas a la asesoría técnica política vives bajo una sensación constante de que la experiencia tiene un final, pero nunca sabes cuándo. A esa incertidumbre hay que sumar el escepticismo sobre el valor que aportas como profesional. Por un lado, nominalmente compartes profesión con mucha gente que, pese a prestar asesoría con fines políticos, es ajena a los planteamientos de una labor técnica. Por otro lado, ves que tu perfil profesional no tiene una correspondencia exacta en el ámbito privado. Me incorporé a beBartlet con la convicción de participar en un proyecto diferente y ambicioso. Mi paso por las instituciones ha sido clave para convertirme en el profesional que soy hoy y definir el valor que aporto a los proyectos. Considero que la asesoría técnica parlamentaria es un espacio excelente para formar profesionales de alta cualificación, sensibilidad política y social y conciencia de servicio público. 

Ramón Mateo

¿Mejoraría el sector público con más profesionales del sector privado y viceversa?

Sin duda. Las instituciones cuentan con mucho talento porque nuestros funcionarios y empleados públicos están muy bien valorados. La dificultad siempre ha estado en la captación de talento externo: perfiles que no se encuentran fácilmente en la propia administración cuando se les necesita y que tampoco es posible incorporar en el corto plazo por la poca capacidad de reacción de la administración. Si queremos un sector público capaz de anticipar las soluciones que requerirán los retos del mañana, tenemos que hacer todo lo posible para permitir la formación, retención y atracción del mejor talento profesional y ponerlo al servicio de lo público, que a fin de cuentas es de todos. Además, para perfiles profesionales con una carrera consolidada, aceptar un nombramiento como alto cargo en la administración suele ir de la mano a renunciar a tu posición profesional para asumir una responsabilidad mayor, con peores condiciones y sin ninguna garantía de retorno. A ello hay que sumar los costes personales por significarse públicamente con unos principios políticos. Y cómo eso dificulta la reincorporación al sector privado. 

¿Qué valor pueden aportar las empresas ante los retos comunes?

Uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos como sociedad, como nos muestra la actual crisis energética agravada por la invasión de Putin en Ucrania, es la transición ecológica. Solo seremos capaces de superarla si desde el ámbito público y privado sumamos esfuerzos y decidimos ir en una misma dirección. En sectores regulados como el de la energía, la administración pública tiene un papel fundamental. A fin de cuentas, es quien define las reglas con las que operan las compañías y los consumidores. Pero las empresas tienen una función igual o más importante porque son ellas las que proveen ese servicio a toda la sociedad y las que, con tal finalidad, adaptan su ejecución a los requerimientos que en cada momento establece la normativa. Difícilmente podríamos concebir un servicio más fundamental que la energía ya que está presente en todas y cada una de las actividades que realizamos. Mi experiencia en proyectos de beBartlet vinculados a la transición ecológica me dice que las empresas pueden ofrecer soluciones dirigidas a aliviar el impacto en los hogares y en la competitividad de las empresas. ¡Nadie sale beneficiado cuando los precios se descontrolan y existe tanta incertidumbre! Esta colaboración requiere comprensión mutua, interlocución, proactividad y afán de cooperación. Todo ello en un marco de transparencia donde se permita a la ciudadanía participar en igualdad de condiciones de este proceso. Como suele decirse: la energía mueve el mundo. Pero lograrlo cada día es mucho más difícil de lo que parece… 

¿Cuál es la propuesta de valor diferencial de beBartlet?

Dedicamos mucho tiempo de calidad a nuestros clientes porque nuestro modelo es diferente. Crecemos en horizontal más que en vertical. Eso hace que el acompañamiento que hacemos sea real. Y eso se nota en la satisfacción que tienen quienes trabajan con nosotros. Solo así podemos dedicar la energía que requiere la ambición de nuestros proyectos, que no solo aspiran a promover cambios, sino a implicar a la ciudadanía en las grandes transformaciones que proponemos.