Cristina Monge, asesora de beBartlet, es una de las principales referentes en transición ecológica y calidad democrática de España. Monge es investigadora en Globernance, BC3 e itdUPM, como asesora en Ecodes, LLYC y revista Ethic y como analista política en medios como El País, Cadena SER, Infolibre, RTVE y Green European Journal. Asimismo, participa en el Foro de Gobierno Abierto desde 2018, en el Consejo Asesor de Cooperación al Desarrollo desde 2019 y, desde su creación, en el Grupo asesor metodológico del proyecto de rendición de cuentas de la Presidencia del Gobierno de España, «Cumpliendo».
En beBartlet destacamos por nuestra sensibilidad y conocimiento para impulsar un contexto de Transición que cuente con el máximo apoyo social. Por ello, hace unas semanas, Cristina Monge moderó el primer encuentro de los liderazgos emergentes políticos y sociales en el ámbito de la Transición ecológica impulsado por beBartlet y Greenpeace de la mano de nuestro Observatorio de Nuevos Liderazgos. En esta conversación hablamos con ella sobre los retos de la transición ecológica en el contexto del Día Mundial del Medio Ambiente.
¿Es compatible acelerar la Transición ecológica y no generar muchos agraviados?
Ese es el reto y hay diversas maneras de hacerlo. El concepto de Transición justa busca acelerar esta transformación energética apoyando de forma especial a las personas y territorios que van a tener mayores dificultades para reconvertirse. No es que sea compatible… ¡Es que es imprescindible! Si la Transición ecológica no es justa, no podrá ser posible. Tenemos ahí la sombra de los chalecos amarillos, que nos recuerda que necesitamos que esa Transición se haga con criterios de justicia social.
¿Qué podemos hacer para que no se quede gente atrás?
En primer lugar, hay que apoyar a quienes peor lo tienen para garantizar que haya una igualdad de oportunidades y de accesos a las opciones sostenibles. En segundo lugar, no deberíamos ver la Transición ecológica en clave de renuncias, sino de oportunidades. Tenemos que posicionar la Transición ecológica, y hay mucho de comunicación en ello, como un marco de beneficios a corto, medio y largo plazo. No podemos vender la Transición ecológica como un marco de renuncias porque nadie quiere situarse en un discurso así. Además, realmente se trata de un marco de oportunidades porque lo que estamos buscando es que todos, los que estamos y los que vendrán, vivamos mejor: tener un aire limpio, disponer de agua suficiente…
¿Hacen falta más traductores entre los distintos sectores?
No solo traductores, también conectores. En estos momentos la Transición ecológica necesita explicarse mucho. Pero esto no solo implica traducir, sino también conectar mundos. Vivimos en una sociedad en la que cada vez estamos más metidos en nuestras burbujas, que a su vez están más separadas entre sí que nunca. Por ejemplo, habría que conectar el mundo de la España vacía con la necesidad de plantear instalaciones de energía renovable en esos territorios.
¿Qué acciones se están realizando bien desde el ámbito de la Transición ecológica? ¿Qué se puede mejorar?
Hay muchas cosas que se están haciendo bien. Desde el punto de vista de los que trabajamos este tema, hemos empezado a enfatizar los beneficios, lo positivo y las oportunidades, tras haber cometido el error de poner ese marco comunicativo de renuncias muchas veces. Además, se está consiguiendo que estos temas se vean como algo transversal de la sociedad. A día de hoy, no solo el negacionismo ha desaparecido del ámbito político, sino que el conjunto de la sociedad empieza ya a sentirse interpelada. También se ha puesto mucho énfasis en identificar aquellos aspectos relacionados con el cambio climático que ya están pasando. Por ejemplo, los estudios de atribución de fenómenos extremos se hacen de forma más rápida y se comunican mejor. Ahora ya sabemos que Filomena era parte del cambio climático y eso ayuda mucho a entender las consecuencias. Del mismo modo, se están desarrollando muchas iniciativas de ámbito económico que apuntan a la transición también como un marco de oportunidades para este campo. El problema que tenemos es la velocidad: nos estamos quedando sin tiempo para hacer todo esto y necesitamos ser mucho más ambiciosos. Esa es la siguiente gran fase.

¿Qué papel deben ocupar las empresas ante la emergencia climática?
Cuando hablamos de empresas siempre somos un poco injustos porque metemos a todas en el mismo saco y no tienen nada que ver según su ámbito o tamaño. Si hablamos del sector en general, la sostenibilidad es un problema de modelo económico, el cual ha sido parte del problema y ahora debe ser parte de la solución. Algunas piezas muy importantes del sector lo han entendido ya. Un ejemplo es el financiero, que vio pronto la oportunidad de negocio que se abría en torno a la economía verde porque la economía marrón o tradicional era un factor de riesgo y de insalubridad. A esto se une que desde la pandemia ha crecido la percepción de que la salud de las empresas depende de la salud de la sociedad donde están instaladas. Igual que lo vieron con la COVID-19, se ha incrementado su percepción con respecto al cambio climático.
¿Cumplen?
Hay quien está cumpliendo con su responsabilidad, quien no se ha enterado y quien aparenta que hace, pero en realidad no acaba de entender ni la profundidad ni la gravedad del asunto. Ahora la ESG (Environmental, social, and corporate governance) está de moda y nadie del ámbito empresarial puede dejar de hablar de ello. Sin embargo, hay diferencias muy notables entre las empresas que lo están tratando bien, lo que les lleva a cuestionarse su modelo de negocio, y otras que lo ven como una moda, quedándose en unos trámites para cumplir dichos requisitos legales sin ningún tipo de cuestionamiento. Estas últimas lo tienen peor porque se capta enseguida en esta época hiperconectada. Además, son empresas de mayor riesgo. Es precisamente lo que le está pasando a Europa con la energía: está pagando los platos rotos por no haber hecho una transición energética mucho antes y más rápido. Ahora toca hacer frente a ese coste. A las empresas que están fallando en estos temas les pasará lo mismo. A aquellas que no se han enterado de que esto existe, mucho más.
¿Qué problema en el ámbito de la Transición ecológica sería prioritario resolver juntos?
El de la gobernanza: buscar y conseguir acuerdos políticos, sociales y económicos para acelerar todo. Ese es el gran desafío de la sostenibilidad, no la energía, la tecnología o el dinero. Se trata de un conjunto de herramientas e instrumentos diversos: desde los contratos de transición justa en los territorios mineros a las asambleas ciudadanas, aunque todos ellos tengan objetivos diferentes. Hay que formar a la ciudadanía y debatir para generar espacios de deliberación social donde la población en su conjunto asuma lo que esto supone. También es necesario llegar a acuerdos entre todos los sectores económicos para acelerar la Transición de forma justa. ¡Tiene que ser como una caja de herramientas! Debemos llegar a acuerdos entre diferentes y entender y asumir colectivamente la magnitud del desafío.